De Vallehermoso a Chipude por el Quebradón 

y la Laguna Grande y vuelta por Corgo

 

2/6/2020

 

Ayer 2 de junio hizo un mes de la primera caminata tras el confinamiento; y habii que celebrarlo. Así que subi al Roque Cano, por una pendiente del 15%, más o menos, ascendiendo 300 m en 2 kms, para seguir hasta Cruz de Tierno (4,8 kms), Raso del Quebradon (6,5 kms) y La Laguna Grande (2 kms, 1.000 m de ascenso, en total). 

Hasta el Raso del Quebradón, en los altos de Juego de Bolas, el trayecto que hice fue, en su totalidad, por camino de andariegos y de herraduras, con muy buen estado, en general, casi todo él, parte de los antiguos caminos reales, que comunicaban los pueblos antes de la introducción del tráfico rodado, en muchos casos, hace menos de medio siglo.

  

No obstante, desde el Raso del Quebradon, ese punto al E-SE de Vallehermoso, en el cual se aprecian, al menos, dos grandes antenas de telecomunicaciones, aunque hay tres, oteando desde el pueblo, hasta la Laguna Grande, el antiguo camino fue absorbido, en gran parte, si no todo, por la actual carretera secundaria que transcurre desde el Centro de Visitantes de Juego de Bolas hasta el Centro Recreativo de la Laguna Grande; y se pierde el encanto de caminar por un sendero... No obstante, en los 5 kms de recorrido por esta carretera nunca me he llegado a cruzar con mas de media docena de automóviles; y, dadas las características del trazado de la vía, todos, en general, con muy moderada velocidad. Pero, no deja de ser una vía de transito y merece extremar las precauciones, sobre todo porque cda vez hay más guaguas, que tienen que cumplir un horario y, que, además, vienen de Tenerife, donde el ritmo es más alto que en la Gomera, en general. Eso si, en belleza, nada que envidiar a los senderos insulares. 

El centro recreativo de la Laguna Grande estaba cerrado al publico, ayer, y el bar restaurante que allí se encuentra, también, hasta el mes de agosto. Una pena, porque ahí pensaba echar una cervecita y alguna tapa.

Entonces, seguí hasta Chipude y, desde el camino, llamé a Javier, en el restaurante los camioneros, situado frente a la Fortaleza, para confirmar que estaba abierto y encargarle papas guisadas y mojo cilantro. Este lugar se llama Los Apartaderos, y llegue a él por un camino que, desde la Laguna Grande baja por la presa de la Malesita hasta llegar al lomo Chejique, entre El Cercado y Chipude, desde donde se divisan ambos pueblos, parte de Las Hayas y la isla de La Palma. Al llegar a los camioneros habia recorrido 18 kms  y eran las 2 de la tarde. Habia una temperatura, en la sombra, de 28 grados. El día estaba completamente despejado y la 🍺, frente a la fortaleza, me supo a gloria. Luego vendría el cochino en adobo, las papas florecidas, el mojo cilantro y demás. A las 4 de la tarde me abrí camino hacia Las Hayas, por el centro de Chipude y El Cercado y el desfiladero del que hemos comentado el pavor que me ocasionaba en la subida del barranco a Las Hayas, del que, con este reportaje, aporto imágenes de su impresionante caída, así como del pueblo de Valle Gran Rey, al fondo. 

Cuando llegué a Las Hayas había recorrido 23 kms; y me llevé la sorpresa de que, ya, Casa Amparo había abierto, en la última semana y que remodelaron la terraza y pusieron mamparas de separación y todos sus camareros/as me recibieron con un escrupuloso respeto a la normativa higiénica en vigor; y me mostraron los cambios experimentados en la carta y....aunque yo solo me tomé un barraquito, me vendieron la siguiente visita. 

Iba yo con la idea se seguir a Arure para pasar a Epina y bajar a casa por Macayo, pero el barraquito, el rato de conversación y el avance imparable del sol hacia el horizonte me aconsejaron, más bien, tirar hacia el Jardin de las Creces, donde me sorprendió que todas las flores de los geranios silvestres o patas de gallo, de una semana antes, se habían secado, diezmando, en parte, tan espectacular jardín natural, si bien persistían los helechos, aún mas frondosos, la arboleda y, sobre todo, el correteo, el ulular y los cantos de los numerosos pájaros.

Cuando llegue al mirador de los Risquillos de Corgo había caminado 26 kms y ascendido 1.000 metros, que ahora había que bajar de un plumazo, hasta la pista de la meseta, primero (28 kms), los Loros, despues (29,4) y a casa por fin, totalizando 34 kms, en unas 11 horas de autentico disfrute. 

Sueño reparador y hoy descanso. Y, a partir de mañana, más. Y, aquí, paz; y, en el cielo, gloria.