Otras tres rutas sobre Agulo

1. Juego Bolas Los Aceviños por Serpa y vuelta por Meriga

2. Los Aceviños Chorro del Cedro por camino bajo pista forestal, ida y vuelta

3. Juego Bolas El Cedro ida y vuelta, circular

21/2/2021

Días pasados, partí de las inmediaciones del centro de visitantes de Juego de Bolas y me dirigí al caserío de Serpa, que atravesé y continué por una cañada que nos mete, en unos minutos, en el corazón del monte, a través de una preciosa subida, para llevarnos al caserío de Los Aceviños. Dicha cañada tenía varios naranjeros, a punto de desplomarse, por la gran cantidad de frutos que albergaban. Además, había un hermoso follado en plena floración, como se puede apreciar en alguna de las imágenes que acompañan al presente reportaje. 

Especies arbóreas en el arboreto de Meriga


Desde Los Aceviños, tomé la pista del cura para presenciar la belleza y grandiosidad del valle de Hermigua, desde este punto, regresando hasta la pista de tierra que une todos estos caseríos, por su borde meridional, a una distancia intermedia entre los caseríos de El Cedro y Los Aceviños, desde donde regresé al lugar de partida, haciendo unos 19 kilómetros, con un ascenso de unos 300 metros de desnivel.

 

La conocida como pista del cura es una carretera que Don Mario Lhermet, el cura párroco de origen francés que estuvo en Hermigua desde los años 40 hasta los 80 del siglo pasado, más o menos, trató de construir, desde la ermita de San Juan, en Hermigua, hasta el caserío de Los Aceviños, pero se le atravesó el farallón de basalto y, en su lugar, hoy queda un hermoso camino con un ascenso increíble y unas vistas maravillosas de todo el valle, desde las proximidades de Los Aceviños, justo a partir del punto en que hubo que abortar la construcción de la carretera, debido a la tenacidad de la roca y/o la escasez del presupuesto. 

Otro día, partí desde el caserío de Los Aceviños hasta el de El Cedro y regresé por el mismo sendero. Se trata de un hermoso camino que une estos dos pueblos, un sendero de cuento de hadas, que en menos de dos kilómetros enlaza ambas poblaciones, siendo uno de los caminos más bellos que se pueden recorrer en el interior del monte, a mi parecer; y ello, en muy poco tiempo, además.  Sus inmensos árboles, cubiertos de musgo, y la frondosidad de la hierba, los helechos y las trepadoras, que abundan en esta zona del monte, lo hacen especialmente hermoso. Algunas bonitas imágenes de este acompañan el presente texto. En poco menos de una hora alcancé el caserío de El Cedro y regresé, sobre mis pasos, hasta Los Aceviños. Para quienes quieran conocer, únicamente, este hermosísimo tramo, se puede llegar a cualquiera de los dos caseríos en automóvil y efectuar la caminata, de un bajo nivel de dificultad, aunque, como siempre, en una isla de las características orográficas de La Gomera, hay desniveles. En este tramo, en concreto, entre 150 y 200 metros de ascenso y/o descenso, según el sentido de la travesía y los ramales que te aventures a explorar. Muy cerca del final del camino, por la parte de El Cedro, también se puede apreciar el amplísimo valle de Hermigua, desde la cumbre hasta el mar, aunque, lógicamente, desde otro ángulo, el que nos ofrece el grandioso Chorro del Cedro.

Y una tercera jornada fusioné lo que había caminado en las dos previas, es decir, hice un anillo desde el centro de visitantes de Juego de Bolas, pasando por el norte de todos estos caseríos, Serpa, Meriga, Los Aceviños y El Cedro, tanto por su campamento como por el propio mirador de El Chorro, hasta alcanzar la Ermita de Lourdes, en el Barranco del Cedro, cerca de Las Mimbreras, con regreso por una pista que bordea el sur de los mismos, con un recorrido total de 27 kms, un ascenso de 450 metros y unos 40.000 pasos, aproximadamente, entre las 10 de la mañana y las 6 de la tarde.