Tres hermosas caminatas

Meriga Mirador de Vallehermoso por el barranco de Fuensanta

5/3/2021


Esta semana ha habido actividad. Bastante, variopinta y por muy distintos paraderos, senderos archi conocidos y otros ignotos, exploración de algún caserío, merodeos por el centro de visitantes, re-vueltas al arboreto de Meriga. Caminatas cortas, pero coquetas y exquisitas. Además, algunas de ellas, prohibidas… y alguna anécdota también.


Por el arboreto de Meriga pasa el barranco de Fuensanta. Hay un camino que nace aquí y sube por el cauce de este hasta alcanzar la carretera secundaria que transcurre entre Juego de Bolas (centro de visitantes del parque) y la Laguna Grande (centro recreativo). La aborda por su vertiente nororiental, un poco más arriba del conocido mirador del lomo del dinero, donde se encuentra el raso del Quebradón y apenas más arriba, el mirador de Vallehermoso, hacia la otra vertiente, la noroccidental.


Se trata de un camino que no llega a los 4 ó 5 kilómetros, en muy buen estado y que es una auténtica belleza. Se hace en alrededor de una hora. No tiene ningún nivel de dificultad. 

 

SIN EMBARGO, TIENE UN PERO… NO ES UN CAMINO SEÑALIZADO… ESTÁ UBICADO EN UN ÁREA DE RESERVA DEL PARQUE, ASÍ CATALOGADA POR LOS GESTORES DEL MISMO Y, EN CONSECUENCIA, SI TE AVENTURAS A CAMINAR POR EL MISMO ES BAJO TU EXCLUSIVA RESPONSABILIDAD.  

 

Es conveniente saber que se puede ser sancionado en caso de requerir servicios, por usar un sendero no señalizado, por una parte, y, además, nos pueden ser facturados los servicios que nos presten, tanto de rescate como asistenciales, ya que, al ser un camino de un área de reserva, el alcance de las compañías aseguradoras, en general, no lo cubre. Al menos, eso es lo que informan en el club insular de caminantes La Taparucha, adscrito a la Federación Canaria de Montañismo, a su vez adscrita a la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada, así como algunas autoridades sanitarias con las que he hablado el asunto. De cualquier modo, lo que está claro es que, si pasa algo ahí, puede que haya que pagar o litigar o ambas cosas. 

 

Dicho lo cual, yo te muestro las fotos de mi excursión que hice el pasado lunes 1 de marzo y si tu te quieres aventurar, ya sabes lo que hay. Desde luego, paz, baño forestal o shinrin yoku (japonés y mandarín) o sanlimyok (coreano), diversos revoloteos y cantos de pájaros, variedad de flora y lugar para la meditación… no faltan… para mí la experiencia resulta inefable.  

Carretera Juego Bolas Laguna Grande (por encima del mirador de Vallehermoso) a la Laguna Grande


En la misma linea de heterodoxia, un camino que nace un poco más arriba del raso del Quebradon, de la misma carretera secundaria entre Juego de Bolas y la Laguna Grande,  conduce hasta el mismísimo centro recreativo de la Laguna Grande, por otro sendero de cuento.

 

PERO TIENE EL MISMO PROBLEMA REFERIDO EN EL CAMINO QUE ACABO DE RELATAR. Y AUN MÁS. PORQUE EN ESTE CASO EXISTEN REFERENCIAS AL CONTROL DE HERBÍVOROS INTRODUCIDOS MEDIANTE ARMAS DE FUEGO, ES DECIR, QUE ESTÁN DISPARANDO A CABRAS, OVEJAS Y MUFLONES QUE HAY POR EL PARQUE Y LOS ALREDEDORES. Según el censo que hizo el grupo de control de estos antes de ponerse a disparar, estimaron en unas 30.000 las cabezas de mamíferos introducidos existentes en la isla y que pueblan el bosque y alrededores; y, según me han dicho, se trata de una estimación a la baja. En consecuencia, es frecuentísimo encontrarse este tipo de animales, en las caminatas, por cualquier lugar de la isla. Parece ser que ocasionan mucho daño a la flora del parque, así como a los propios senderos y a la circulación rodada. Al menos, eso es lo que alegan para tratar de exterminarlos, las autoridades involucradas. 

 

En cuanto a fauna se refiere, en el parque nacional Garajonay se han identificado casi 2.000 especies, de las que 150 son endémicas del mismo. Del total, unas 1.605 especies son insectos y el resto arácnidos, moluscos gasterópodos, aves y mamíferos.

 

El que estoy refiriendo se trata de un sendero de alrededor de 3 kms, con casi todo su trayecto en llano o con escasos desniveles y sin ningún nivel de dificultad, como no sean los troncos que encontramos atravesados, porque al tratarse de un camino en zona de reserva del parque, el personal de este no retira los estorbos que lo van obstaculizando. Así que, de momento, se pueden salvar. Transcurridas unas décadas, es una incógnita. 

 

Claro, que yo para mostrarte las fotos de mi pequeña excursión, averigüé primero los días que trabajan los “cazadores” y en consecuencia cuadré uno de sus días libres, el pasado sábado 27 de febrero. Aquí están las fotos, para tí. También… de cuento.

Paseo libre dentro y alrededor de los Aceviños

Para completar la presente crónica, una referencia a Los Aceviños. Se trata de un caserío perteneciente al municipio de Hermigua, que debe tener algo así como menos de 5 habitantes permanentes…. pero que cuenta unas cuantas decenas de viviendas. Es un pueblito de ensueño. Vivir en Los Aceviños se me antoja de lujo. 

 

Se trata de un pueblo engastado en el monte, un oasis dentro del parque, conformando un gran círculo irregular de casi un kilómetro de diámetro, en el que las floras forestal, frutal y agrícola en general y ornamental confluyen, en muchísimos lugares y niveles. Muchas de sus viviendas están completamente rodeadas de bosque. Se puede llegar desde el centro de visitantes de Juego de Bolas, en una hora y media o dos horas, aproximadamente, por algunos senderos alternativos a la carretera secundaria que accede al caserío. 

 

Bien, pues de ese pueblito recuerdo una anécdota que habría de resultarme, a la postre, sonada. Resulta que era yo, a la sazón, un adolescente estudiando bachillerato en la academia de Hermigua, dirigida por el cura párroco del municipio, el francés Don Mario Lhermet. Y Don Mario se empeñó en construir una “catedral” en Los Aceviños… Y la construyó… en los años setenta del siglo pasado.

 

Don Mario fue un visionario que hace casi un siglo no solo promovió una academia para estimular la formación de un montón de juventud del norte de la Gomera, sino que, además, adivinó el valor incalculable de Los Aceviños, que por otra parte, presumo comparable al de todos los pueblitos que lo rodean.

 

Pero volvamos a los años setenta. A un jueves por la tarde de 1972 ó 1973, que contaba yo 14 ó 15 años. Había solo dos clases, una de política y otra de gimmasia. Yo las odiaba ambas, pero sobre todo esta última. Entonces, apareció Don Mario y dijo: “chicotes, necesito unos cuantos voluntarios para descargar un camión de bloques en Los Aceviños, para la construcción de la catedral”.

 

No se diga más. Allí estaba yo en Los Aceviños para ayudar a descargar un camión de bloques -que nunca llegó, por cierto- y escaparme de la clase de gimnasia. Nunca supe si, más tarde, apareció. Al caer de la tarde, con otros compañeros, nos pusimos a caminar para incorporarnos a la guagua de nuestro pueblo a la altura de Las Rosas. ¡¡¡Chuflas!!! La guagua se había esfumado y llegamos al pueblo casi a medianoche después de unas cuantas horas de caminata y encima me llevé un buen rapapolvo en casa al llegar. Pero no fui a la clase de gimnasia. Quizás, del desenlace de aquélla concreta clase de gimnasia nació mi afición por el senderismo.

 

Pues de este pueblito de ensueño… catedral de San Benito Abad incluida, aporto también algunas fotos en la presente crónica. Puede observarse que el consultorio local del Servicio Canario de Salud y numerosas viviendas se encuentran en pleno bosque. 

Del centro de visitantes de Juego de Bolas también se muestran algunas imágenes, concretamente el lagar tradicional, con su gran viga de madera, para el procesamiento de la uva y la elaboración del mosto, que, fermentado, será vino. Y la clasificación de los suelos, a efectos del conocimiento de la flora predominante en el parque y alrededores: basal (tabaibal-cardonal), de transición (boque termófilo) y montano (fayal-brezal y laurisilva). 

 

Además, en este centro pude identificar un arbusto que se encuentra frecuentemente en el parque nacional y en numerosos lugares del bosque. Se trata de la asparagacea, de denominación vernácula gilbarbera o arrayán (ruscus aculeatus), de la cual se extrae la ruscogenina, principio activo base de elaboración, solo o en asociación con otros, de un antihemorroidal. Sus frutos son unas bayas rojas esféricas de entre unos 10 y 20 mm de diámetro que, curiosamente, penden del borde de las hojas de la asparagácea y no del tallo. Resultan muy curiosas y tremendamente bonitas estas trepadoras que se encaraman a diversos árboles de la laurisilva. En las imágenes que acompaño puede observarse una en franca armonía con un haya.

 

Algunos otros paseos cortos de esta semana incluyen la bajada hasta el mirador de Abrante, con las típicas imágenes de la isla de Tenerife, con el padre Teide aún nevado, así como un acebiño ricamente florido; tampoco tuvo desperdicio la visita a la presa de  Meriga, especialmente espléndida, justo ahora, que se encuentra al límite de su capacidad, en medio de un entorno repleto de bosque, objetivando la diferencia tremenda entre esta estructura hidráulica cuando se encuentra vacía o cuando como ahora, llena, se transforma en un maravilloso espejo de su entorno.